Cuando en un mismo lugar de trabajo conviven diferentes generaciones puede darse una comunicación deficiente o en conflicto entre los más jóvenes y los más adultos; el objetivo es mirar las diferencias como fortalezas para crear un entorno más productivo, colaborador e innovador.
Para ello, es importante desarrollar empatía y comprender cuáles son las necesidades de cada generación, qué buscan, qué piden, qué valoran y qué necesitan; ser flexibles ante los estilos de trabajo y conocer qué población generacional se necesita para la estrategia y el sector donde la organización realiza sus operaciones.